Títulos de Castilla en Bolivia

En la Real Audiencia de Charcas o La Plata (Alto Perú) cuyo territorio se encuentra mayormente en los que es la actual República de Bolivia existieron numerosos nobles titulados la mayoría de ellos estuvieron de paso, cumpliendo alguna función en la Real Audiencia. Sin embargo, hay sólo ocho títulos del Reino o de Castilla que ya sea porque fueron otorgado a residentes en el actual territorio de Bolivia, o porque se trasladaron a vivir aquí y dejaron descendencia o sus propiedades se encontraban dentro del territorio nacional, podemos considerarlos bolivianos.

La Nobleza en el Alto Perú estuvo conformada, en su mayoría, por españoles y sus descendientes (criollos) establecidos en el Perú durante la Conquista, el Virreinato y los inicios de la República. Los títulos fueron concedidos por la Corona de España, a súbditos que erogaban a las arcas de la Corona ingentes cantidades dinero, además de probar su nobleza, aunque estas pruebas no siempre fueron convincentes. ​ Hay que recordar que la nobleza no sólo estaba constituida por los títulos nobiliarios, sino también por los caballeros de las Órdenes Militares -muy numerosos también en los reinos indianos-, y sobre todo por los hidalgos de sangre y de privilegio. En realidad, los verdaderos nobles eran los hidalgos puesto que esta se heredaba por sangre.

Hubo también un título de origen pontificio otorgado a fines del XIX, sin carácter hereditario pero que no es equiparable a los títulos del Reino, pues no se exigía prueba de nobleza. Dado al carácter secreto de las operaciones pontificias, ignoramos cuánto dinero se erogó a la corte Romana.

Hay mucha fantasía al respecto con títulos que nunca existieron como los llamados marqueses de Villaverde en La Paz y aunque hubo una familia con ese apellido nunca fueron marqueses.

La documentación sobre los Título se encuentra en "Documentos Nobiliarios"

MARQUESADO DEL VALLE DE TOJO

MARQUESADO DEL VALLE DE TOJO
El Título nobiliario de Marqués del Valle de Tojo comprendía una región que se extendía por los actuales municipios de Chuquisaca, Tarija, Tupiza, Yavi, Orán, Casabindo, Cochinoca, Santa Victoria Oeste, Iruya, hasta San Antonio de los Cobres, abarcando toda la Puna de Atacama, tanto del lado argentino como del boliviano. El eje administrativo y de residencia de los titulares del Marquesado se encontraba en el territorio del actual Departamento de Tarija, en Bolivia. El origen de las propiedades que abarcaba el Marquesado se remontaba al siglo XVI, cuando don Bernardo Gutiérrez de Ovando recibió de la Corona española, las tierras que comprendían la región de Tarija y su área de influencia. Estos bienes permanecieron entre sus herederos hasta que Juana Clemencia de Ovando, se convirtió en la única heredera de tan extenso patrimonio. Cómo era menor de edad, su madre y un tío la casaron con don Juan José Fernández Campero de Herrera, un hidalgo nacido en 1645, en Abionzo, Cantabria, que había llegado como miembro del séquito del Virrey del Perú, don Pedro Antonio Fernández de Castro, X Conde de Lemos. El matrimonio se celebró el 5 de agosto de 1678, y como Juana Clemencia Ovando contaba con doce años de edad, ese mismo día levantó su protesta ante escribano público declarando que su matrimonio era forzado por su madre y su abuelo materno, aunque luego rectificó estas declaraciones aduciendo que habían sido impuestas por su padrastro, don Pedro de Santisteban. Sin embargo, la heredera universal de los bienes de los Ovando murió de sobreparto el 30 de diciembre de 1690, dejando como único heredero a su esposo don Juan José Fernández Campero. Convertido en uno de los terratenientes y encomenderos más ricos del territorio de la Audiencia de Charcas, Juan José Fernández Campero acrecentó el patrimonio recibido de su esposa, obteniendo el título de Marqués del Valle de Tojo el 9 de agosto de 1708. Ese mismo año contrajo matrimonio con Josefa Gutiérrez de la Portilla. Hoy la descendencia de los marqueses se encuentra esparcida en Bolivia y en el Norte argentino.

MARQUESADO DE HARO

MARQUESADO DE HARO
Ortiz de Haro, Isidro. Marqués de Haro (I).?, f. s. xvii – s. xviii. Gobernador del Tucumán Marqués de Haro desde el 19 de febrero de 1715, cuando le fue concedida la merced con el vizcondado previo de Pravia beneficiando por el Convento de San Lorenzo de El Escorial para sustento de ocho camas para curación de pobres. El 9 de noviembre de ese mismo año de 1715 se abrió expediente de información y licencia de pasajero a Indias a Isidro Ortiz de Haro, marqués de Haro, con diferentes empleos en el Reino, a Perú, con su criado José Díez de Tejada, natural de Villanueva de los Cameros, hijo de Miguel Díez de Tejada y de María de Soto. Se le había hecho merced del empleo de alguacil mayor de la Real Audiencia de la ciudad de La Plata, en la provincia de Charcas, por Real Decreto de 20 de febrero de 1712. En virtud de lo solicitado por el referido alguacil mayor, se le declararon todas las exenciones y privilegios que debía obtener con dicho empleo, por Real Cédula firmada en El Pardo el 19 de agosto de 1714. Fue también alguacil mayor de la Real Audiencia de Chuquisaca y gobernador interino de la provincia del Tucumán, de 1724 a 1725. Acusado por el Cabildo de la ciudad de Salta —sede de la gobernación— de descuidar la guerra de fronteras contra los indígenas del Chaco y de sustraer fondos de la Real Hacienda, fue conminado a dejar el cargo de gobernador. Esto no llegó a hacerse efectivo sino tras largas y complejas actuaciones.

MARQUESADO DE SANTA MARIA DE OTAVI

MARQUESADO DE SANTA MARIA DE OTAVI
El origen inmediato del Título de Marqués de Santa María de Otavi está en la Real Cédula de S.M. el Rey Don Felipe V, dada el 23 de mayo de 1739 al Marqués de Villagarcía, Virrey del Perú facultándole para beneficiar cuatro Títulos de Castilla concedidos para la reedificación de la ciudad de Panamá, destruida por un terrible incendio en 1737. El Virrey, por despacho fechado en Lima el 7 de abril de 1742, benefició uno de aquellos cuatro Títulos, con la denominación de Marqués de Santa María de Otavi, en favor de don Juan de Santelices, vecino y minero de la Villa Imperial de Potos{, en las referidas provincias del Perú,· ... Natural de la villa de Escalante en las Montañas de Burgos (hoy comunidad autónoma de Cantabria), sus herederos y sucesores, por 30.250 pesos de a 8 reales, importe de los 22.000 ducados de plata estipulados en la Real Cédula aludida. La merced fue confirmada por Su Majestad mediante su Real Despacho dado en el Buen Retiro a 20 de diciembre de 1744, con el título previo de Vizconde de Santa María de Otavi. El propio Real Despacho de concesión ya produjo el problema de la identificación y la filiación exactas del primer titular -irrelevante, por otra parte, para la sucesión posterior de dicha dignidad nobiliaria, como vamos a explicar a continuación-. En nuestra opinión, y basándonos en diversas investigaciones, el primer Marqués de Santa María de Otavi fue el Capitán don Juan de Santelices y Castañedo, rico minero de Potosí, Alcalde ordinario del primer voto, Justicia Mayor por ausencia del Corregidor y Capitán de Milicias ·de aquella ciudad, hijo de Pedro de Santelices y de Clara de Castañedo, naturales de Escalante. Como expresa el Real Despacho de concesión de la merced, el I Marqués nació en Escalante, fue bautizado en su parroquia de Santa Cruz el 10 de abril de 1678 y falleció en Potosí, siendo enterrado en la Iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús el 22 de marzo de 1745, bajo testamento allí otorgado, el23 de marzo de 1744, ante Antonio Martínez de Moreyra, nombrando heredero universal a su hijo póstumo, y faltando éste -como faltó muy pronto- a su esposa. Poco después de otorgar testamento, don Juan de Santelices y su mujer doña María Josefa Jacinta Álvarez de Quirós fundaron el mayorazgo de su Casa al que incorporaron entre otros bienes, dicha dignidad nobiliaria por escritura otorgada en Potosí, el17 de abril de 1755, ante Antonio Martinez de Moreyra. El 31 de octubre de 1746, ya fallecido el I Marqués, obtuvieronconfirmación y facultad del Rey Don Fernando VI para la fundación de dicho mayorazgo.. Desafortunadamente, nos vemos en la obligación, varios años después del último escándalo por múltiples falsificaciones en los expedientes de rehabilitación de Grandezas y Títulos del Reino, de denunciar otro caso semejante en la rehabilitación del Título de Marqués de Santa María de Otavi en favor de doña Erika-Elsa de Aparicio y Pacheco, según un Real Decreto aparecido en el Boletín 0ficial del Estado del pasado día 24 de marzo de 1995. La actual rehabilitante, la señora Aparicio Pacheco, se hace inexplicable descendiente de doña Josefa Trigosa y Otondo -muerta en su infancia, según declaración testamentaria de su propia madre- a la que hace esposa de un don Francisco de Hevia y Bravo). Ni el asiento original de la partida de matrimonio de doña Josefa Trigosa y Otondo con don Francisco de Hevia y Bravo; ni el de la partida correspondiente al bautismo de su supuesta hija doña Catalina de Hevia y Trigosa; ni tampoco el de la partida de matrimonio de ésta con don José María Aparicio del Manzano, cuyas certificaciones presentó en el Ministerio de Justicia la señora Aparicio, constan en los libros de la Iglesia Matriz de Potosí, donde las buscamos para cotejar esos certificados presentados en el expediente de rehabilitación, para obtener un testimonio notarial, como ordena el vigente Real Decreto de 18 de marzo de 1988. Evidentemente, no podían aparecer allí, pues la doña Josefa Trigosa y Otondo murió en la infancia, como lo declararon sus padres en sendos poderes para testar que otorgaron cada uno en su tiempo. Ni tampoco pudo, por lo tanto, casarse; ni menos engendrar una niña. En nuestra opinión, pues, se trata de una burda falsificación de documentos. Y no nos explicamos cómo ha podido pasar los filtros procedimentales oportunos -los informes de la Diputación de la Grandeza de España, y del Consejo de Estado fueron ambos favorables -. Sólo el informe preceptivo del Ministerio de Justicia fue desfavorable, pues faltaban en el expediente numerosos documentos, que habían sido sustituidos por certificados negativos muy genéricos que, en su opinión, no suplían al parecer las carencias observadas. Ver LA ESCANDALOSA REHABILITACIÓN DEL TITULO DE MARQUÉS DE SANTA MARÍA DE OTAVI por don Javier Gómez de Olea y de Bustinza.  

MARQUESADO DE CASA PALACIO

MARQUESADO DE CASA PALACIO
Don José Palacios y Lanzagorta, Contador Oficial Real de las Cajas de Potosí, por Real Despacho en Buen Retiro a 28 de julio de 1750, tuvo merced de título con esa denominación, que sobrecarteó el Consejo de Indias el 9 de septiembre siguiente. Era hijo de Simón de Palacio y Molinar y de su esposa María Lanzagorta y Acasuso. Designó sucesor a su esposa doña Bárbara de la Quintana quién por su última disposición en Potosí, ante Francisco Plácido Molina, el 10 de noviembre de 1767, lo hizo en favor de su hermana doña Antonia de la Quintana, nacida en Andahuaylas, donde se bautizó el 9 de noviembre de 1722; ambas fueron hijas del Corregidor de aquella ciudad don José de la Quintana y de doña Alejandra Rodríguez de Guzmán, cuyo matrimonio fue en Lima el 26 de noviembre de 1709. Casó en La Plata el 17 de febrero de 1750 con don José Giráldez y del Pino, Oidor de la Audiencia de Charcas, a quien amparó el Virrey en su disfrute por auto 25 de octubre de 1768. El III Marqués de Casa Palacio, hijo de los anteriores, don Mauricio Giráldez de la Quintana, nació en La Plata; bautizado en su catedral el 30 de octubre de 1752; casó allí el el 10 de octubre de 1772 con doña María Antonia Sanz Merino, nacida en Panamá, bautizada el 23 de diciembre de 1757, hija del Oidor de Panamá, el Licenciado don Antonio Sanz Merino, oriundo de Riofrio, y de doña Ana Nicolasa Muñoz y Escalante. Don Esteban Giráldez Sanz Merino, IV Marqués de Casa Palacio, nació en Chuquisaca, se bautizó en la catedral el 5 de octubre de 1777; sucedió a su padre según la última disposición que formalizó, el 21 de enero de 1778, ante Miguel Torricos. Fue Caballero de Santiago, Coronel graduado de los Reales ejércitos y Teniente Coronel del Regimiento de Infantería de Navarra. A su muerte sus primos potosinos de apellido de la Quintana se hicieron llamar Marqueses de Casa Palacio. El Marquesado permaneció vacante hasta 1923 en que bajo el reinado de don Alfonso XIII fue rehabilitado por don José María de Palacio y de Palacio constituyéndose en el VI Marqués de Casa Palacio. En la actualidad y desde 1888 don Luis María de Palacio y de Oriol, es el X Marqués de Casa Palacio.

CONDADO DE CASA REAL DE MONEDA

CONDADO DE CASA REAL DE MONEDA
El Título noble de Conde de Casa Real de Moneda fue creado como título de Castilla por el Rey Don Fernando VI el 22 de febrero de 1753 a favor de Don Juan José de Lizarazu y Beaumont de Navarra, perpetuamente, para sí, sus hijos, herederos y sucesores. Al morir el primer Conde le sucedió su hijo Don Felipe Bartolomé de Lizarazu y al fallecer este el título quedó vacante y caducó. En 1918 don Lucio Elío y Coig, mediante un sifón rehabilitó el título. El sifón es una práctica genealógica por la que se enlaza al solicitante de la sucesión o rehabilitación de un título nobiliario, con el último poseedor, ascendiendo por la línea paterna o materna de este hasta una generación anterior al primer titular, para descender luego por línea colateral o de simple afinidad. Elío estaba a diez y seis grados del Concesionario y a diez y siete grados del segundo poseedor legal de la merced! subió seis generaciones sobre el I Conde para entroncar con un abuelo en común. Esta práctica está hoy prohibida por el derecho nobiliario pues transgrede completamente lo dispuesto en la Carta de creación del Título “para sí, sus hijos, herederos y sucesores”. Después de la rehabilitación en mal forma en tres ocasiones descendientes directos del I Conde alegaron su mejor derecho: de 8 de Noviembre de 1956, don Jorge Ortiz Linares tataranieto entabló juicio en Madrid, su línea genealógica de mejor derecho era evidente, y a pesar que recibió sentencia favorable en dos instancias, sin embargo el Tribunal Supremo español en franco prevaricato declaró como no probado el parentesco del pretendiente con el I Conde. Con posterioridad se volvió a promover demanda de juicio declarativo de mayor cuantía ante el Juzgado de Primera Instancia nº 27 de los de Madrid, siendo el actor Don José Ortiz Linares, hermano menor del anterior y también se volvió rechazar la demanda, a pesar de estar acreditado el mejor derecho de Don José frente a la demandada, estando ésta (Miranda) a diecisiete grados colaterales del primer poseedor, mientras que Don José lo estaba a cuatro grados en descendencia. El tribunal español aplicó el principio de cosa juzgada … el tercer pretendiente más de 10 años. después, Don Bruno Linares y Urioste, corrió la misma suerte. Publicamos aquí el texto íntegro de la última demanda, que publicamos aquí para mostrar solamente la aberración jurídica de los tribunales españoles, cuando de derecho nobiliario se trata.

CONDADO DEL VALLE OPLOCA

CONDADO DEL VALLE OPLOCA

El Título de Conde del Valle de Oploca fue creado el 13 de agosto 1722, por Don Felipe V y su primer poseedor fue don Diego de Arce Chacón, con vizcondado previo de Arce. Fue don Diego Alcalde de Minas y Registros en Potosí, a donde había llegado después de haber pasado al Perú con el Virrey Marqués de Castelldosrius. Muy rápido fue considerado hombre principal y noble de la Villa de Carlos V, lo que le permitió realizar “un buen matrimonio”, casándose el 24 de marzo de 1710 con doña Ana María de Gambarte y Quiroga, nieta del hidalgo gallego y uno de los vecinos más opulentos de Potosí, el Maestre de Campo don Antonio López de Quiroga. La rica heredera aportó al matrimonio entre otros bienes el enorme latifundio llamado Oploca situado en Chichas, en el sur del departamento de Potosí que contaba terrenos con minas, grandes huertas y muchos indios arrendatarios. Doña Ana María falleció en 1717 dejando huérfana a su única hija de apenas tres años, doña María Josefa Chacón y Gambarte. El viudo después reunir una cuantiosa suma de dinero y con el apoyo de sus cuñados Gambarte salió para España con la promesa que volvería con un Título nobiliario para su pequeña hija, lo que daría lustre y brillo a la familia que ya ocupaba una posición privilegiada gracias al fundador don Antonio López de Quiroga. No sólo nunca volvió, sino que tomó rumbo a Méjico (Nueva España) donde contrajo un segundo matrimonio en 1720 con doña Manuela de Palma Meza y Sariñana con quien tuvo al menos siete hijos. Previo pago a la Corona de las sumas de dinero, como se usaba en estos casos para hacerse acreedor de la merced, obtuvo en 1722 el Condado de Oploca, pero según consta en el Archivo General de Indias (Sevilla) en realidad fue creado mucho antes ya que la Real Cedula es de 1710 a poco de casarse con la nieta de López de Quiroga. No heredó doña Ana María el Título que había sido creado sobre su hacienda en Chichas, sino que fue don Vicente hijo mayor de la rama mejicana, el cual murió en la inopia absoluta, tanto que su entierro se costeó de limosna. Algunos años después reivindicó el Condado la nieta del segundo Conde, la que al fallecer sin sucesión fue la última poseedora de Oploca en la rama mejicana. Doña Ana María de Chacón y Gambarte contrajo matrimonio en Potosí el 25 de enero de 1728 con don Luis Cayetano Yañez de Montenegro, natural de Arica (Perú) quien fue Alguacil Mayor del Cabildo de Potosí, quien falleció antes que su esposa. Tuvieron cinco hijos. Su hijo mayor fue don Joaquín Tomás, abogado de la Real Audiencia de La Plata, que había nacido en Oploca en 1741 y falleció en 1813. Finalmente decir que desde la muerte en Mejico del primer Conde la rama boliviana gozó del tratamiento público de “Condes de Oploca”, al estar el Título vinculado a la hacienda homónima. Aunque ellos nunca lo ostentaron oficialmente. Bibliografía: Vicisitudes entorno al supuesto mayorazgo del Condado del Valle de Oploca. Juan Isidro Quesada. 1999 San Pedro: testigo de los tiempos ss.XVI al XXI Dra. Esther Ayllon Soria. 2013 “Informe de la Contaduría sobre el expediente de D. Joaquín Tomás Yáñez de Montenegro para que se le imperase en la posesión del expresado Título como nieto de D. Diego de Arce Chacón, a quien se le hizo merced del mismo por Cédula de 26 Mayo 1710. 1789, Febrero, 21.- Charcas” (AGI TITULOS_DE_CASTILLA,7A,R.1)

CONDADO SAN MIGUEL DE CARMA

CONDADO SAN MIGUEL DE CARMA
El Condado de San Miguel de Carma es un título nobiliario español creado el 23 de diciembre de 1738 por el rey Felipe V, con el vizcondado previo de Machaca, a favor de don Matías de Astoraica y Cereceda. El primer conde fue Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Charcas, y oficial real de las Cajas de Potosí, en el Alto Perú (hoy Bolivia) Se inició expediente de Rehabilitación del título, pero éste fue archivado en 2008. “Al haber transcurrido el plazo de seis meses concedido a don Federico P. Díez y de Astoreca, único interesado en el expediente de rehabilitación en el título de Conde de San Miguel de Carma, para que adaptara su petición a las normas exigidas en el artículo 8.º del Real Decreto de 8 de julio de 1922, en su redacción dada por el artículo 2.º del Real Decreto 222/1988, de 11 de marzo y no haberlo efectuado en dicho plazo, procede tenerle por apartado y desistido de su petición en razón a no haber atendido dicho requerimiento, archivándose en consecuencia el expediente.” En consecuencia, y en virtud de lo previsto en el Decreto 222/1988, debe considerarse el título como caducado en la actualidad.

CONDADO DE ALASTAYA

CONDADO DE ALASTAYA
Don Ignacio Nieto y Roa, fue el I Conde de Alastaya. Era dueño de la hacienda de Olivares llamada Alastaya en la que también había estancias de ganado y estaba situada en las cercanías de la ciudad de Moquegua . Fue Capitán de canallería de milicias, Alcalde de la Santa Hermandad de Potosí. El 10 de octubre de 1769 Don Carlos III creó el condado de Alastaya con el vizcondado previo del mismo nombre en la persona de don Ignacio. Este título fue uno de los cuatro que el rey facultó su otorgamiento al virrey del Perú Conde de Superunda para reedificar el Puerto del Callao y Lima destruidos después del violento terremoto de 1746. Quienes deseaban obtenerlos debían pagar 30.000 pesos de a ocho reales plata. Pertenecía el Conde a una antigua familia moqueguana, cuyos antepasados los Nieto Principe se habían establecido el siglo XVII en Potosí pasando luego a Moquegua. Testó en Buenos Aires dejando el Título a su hermano: Don Antonio Nieto y Roa, nacido en Moquegua, fue el II Conde, era Coronel de las milicias de esta villa y Teniente Coronel de los Reales ejércitos, Regidor en la villa de Moquegua y Corregidor de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz (1774). El rey le reconoció la posesión del título el 2 de septiembre de 1776, mientras estaba en La Paz. Fue casado con su tía doña Nicolasa Nieto y Fernández-Maldonado y falleció en Moquegua en 1803. Le sucedió su hija: Doña María Gregoria Nieto y Nieto, III Condesa de Alastaya con carta de sucesión en el título del 3 de septiembre de 1806, casada en La Paz con don Ramón Rojas y Orueta, viudo y con prole de su primer matrimonio. Mucho mayor que doña Gregoria y matrimonio obligado hicieron que fuera un enlace conflictivo, por lo que la Marquesa abandonó el domicilio conyugal abandono que duró 12 años. De los hijos que tuvo con Rojas solo sobrevivió doña María Josefa de la Encarnación nacida alrededor de 1780. Durante el tiempo de separación y fruto de su relación adulterina con el doctor José María Landavere, abogado paceño de notable actuación, nació una hija llamada Josefa Rosa Rodríguez, la que fue expuesta y criada en la familia Rodríguez hasta que doña Gregoria la reconoció ante escribano público en 1837 y también después en su testamento desvelando el nombre del padre. Doña Josefa Rosa de Landavere casó en La Paz con don Toribio León de la Barra y Rojas. Doña Gregoria se reconcilió con su marido y poco antes de la muerte de éste a su pedido volvió a cohabitar a la casa. Los nietos del primer matrimonio de su marido le siguieron juicio para que devolviera los gananciales recibidos de la sucesión de éste. A través de este juicio se conoció todo el pasado borrascoso de doña Gregoria, sin embargo, ganó la litis ya que por testamento se le habían reconocido esos gananciales. La Condesa falleció en La Paz a los 88 años en 1844. Su hija legítima doña María Josefa Rojas y Orueta, casó en La Paz con don José Márquez de la Plata, sus hijos murieron infantes y ella murió de parto en 1799. A falta de sucesión legítima recayó el derecho de sucesión de los Mayorazgos y título en doña Manuela Tiburcia Sáenz de Tejada y Nieto hija mayor de su difunta hermana doña María Clara Nieto y Nieto. Doña Manuela casó en La Paz con don José Nicolás Ruiz de Sorzano, sobre ella recayó el reconocimiento social del título de IV Condesa de Alastaya, aún cuando legalmente no lo fue pues nunca pidió la sucesión. Su único hijo don José Nicolás Ruiz de Sorzano y Sáenz de Tejada, no revalidó el título, aunque en él recaía la posesión civilísima (leyes de Toro) y casó con doña Manuela de Mendoza de la Mota en 1802. Su hija en quien recayeron los derechos del Condado doña Josefa Ruiz de Sorzano casó en La Paz en 1878 con don Napoleón Tejada y son los padres del que fue presidente de Bolivia don José Luis Tejada Sorzano. Como a la muerte de Doña Gregoria el título quedó vacante según el Derecho nobiliario español al no solicitar la heredera a la Corona Española la sucesión, fue rehabilitado en 1982 por un descendiente de la media hermana de los primeros condes recayendo “sin perjuicio de un tercero con mayor derecho” en: IV Conde Don Carlos Yrigoyen von der Heyde, peruano casado con Blanca Elejalde Estenssoro, le sucedió su hijo: V Conde Don Alejandro Yrigoyen Elejalde, pero su título fue revocado en 2008 y concedido a un descendiente directo de la hermana de la tercera y última condesa, quien tenía mejor derecho. VI Conde Don Hutton José Wilkinson Tejada, nacido en Los Angeles (EEUU) actual titular , nieto del presidente boliviano José Luis Tejada Sorzano.